miércoles, 19 de junio de 2013

Felipe V y la Quema de Xàtiva

Cartel conmemorativo de la quema.
Tal día como hoy hace 306 años Xàtiva fue tomada, quemada y saladas sus tierras por orden directa del rey Felipe V de Borbón, el Animoso, en represalia y como ejemplo para el resto de ciudades. La razón, el apoyo brindado por la ciudad en la Guerra de Sucesión Española (1701 - 1715), como partidaria de su contrincante el Archiduque Carlos II de la Casa de Austria.

La SEO de Xàtiva en la actualidad.
Hay que tener en cuenta el contexto histórico del siglo XVIII para poder entender los acontecimientos. Por aquél entonces no se había desarrollado un concepto de nación tal y como lo conocemos hoy en día, sino que los territorios agrupados en reinos no eran más que meras posesiones en manos de ciertas familias europeas que pasaban de mano en mano como cualquier otra propiedad. Por otra parte, y dado que solo unas cuantas familias europeas tenían derecho divino para gobernar, era muy común en la época que hubiesen lazos de sangre entre ellas, con lo que los derechos de herencia eran un tema harto delicado.

Carlos II de la Casa de Austria
A finales del siglo XVII reinaba en el Imperio Español, o lo que restaba de este, Carlos II de Habsburgo, llamado el Hechizado por su débil constitución física que fue atribuida a un hechizo en su contra, hoy en día a las enfermedades mentales que habían sufrido varios miembros de su familia materna. Carlos II no engendró descendencia que pudiera heredar la corona. Además, a medida que pasaban los años, su ya delicada salud iba empeorando notablemente. Hecho este, que no pasaba desapercibido, tanto dentro de las fronteras de la monarquía como en el ámbito europeo. Unos y otros debatían acaloradamente sobre quién debería heredar el imperio, un equilibrio de poder en Europa era esencial para que la paz se mantuviera en el continente. Así como no hay que olvidar, que la monarquía era un vasto imperio que se desintegraba, un pastel goloso que había que repartir. Los principales candidatos al trono eran:


José Fernando de Baviera

José Fernando de Baviera,  Príncipe Elector de Baviera, hijo del duque-elector Maximiliano II Manuel de Baviera y de la archiduquesa María Antonia de Austria, hija del emperador Leopoldo I y de la infanta Margarita Teresa de Austria. Era, por tanto, bisnieto del rey Felipe IV de España y de su segunda mujer, la reina doña Mariana de Austria, y sobrino nieto del rey Carlos II de España. En 1696 fue nombrado heredero del trono del Imperio Español por el testamento del rey Carlos II que firmó bajo la presión de, entre otros, el cardenal Portocarrero.








Felipe de Borbón

Felipe de Borbón, segundo hijo de Luis, Gran Delfín de Francia, y  María Ana de Baviera, nieto de Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, nacida Infanta de España. Por lo tanto tenía derecho al trono Español por parte de su abuela paterna, que era hermanastra del rey Carlos II. Pero, y es un gran "pero", cuando María Teresa se casó con el rey Luis XIV tuvo que renunciar a todos sus derechos, y los de sus descendientes, sobre el trono de España.











Archiduque Carlos de Austria

Y por último, pero no menos importante el Archiduque Carlos de Austria, más tarde conocido como Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico, rey de Hungría como Carlos III  y rey de Bohemia como Carlos II. Era el séptimo hijo del Emperador Leopoldo I y  Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo. Aunque el Archiduque Carlos no tuviera un derecho de sucesión tan claro como el resto de contendientes al trono, como veremos más adelante, el resto de la nobleza Europea apoyó en un principio su participación en le desmembramiento del Imperio Español.

¿Un lío de familias verdad? Es lo que tiene la endogamia  de la "sangre azul", que se practicaba en la época para no mezclarse con la plebe.





En los años anteriores a la muerte de Carlos II, Luis XIV de Francia quiso evitar la reintegración del antiguo bloque hispano-alemán, de modo que auspició un Primer Tratado de Partición por el que asignaba el Reino de España —salvo Guipúzcoa—, los Países Bajos españoles, Cerdeña, y las Indias Occidentales a José Fernando de Baviera. El Milanesado pasaba al archiduque Carlos de Austria, mientras que el Reino de Nápoles (Nápoles, Sicilia y La Toscana) sería para el Delfín de Francia.

Esto, por descontado, no gustó nada a Carlos II que vio como un rey de otra potencia se inmiscuía en algo tan personal como la herencia, así que eligió a José Fernando de Baviera como heredero universal de sus dominios. Evidentemente esta decisión venía apoyada por un sector de políticos y personajes insignes de la corte del rey, frente a los partidarios de los otros candidatos. De esta forma la situación se calmó hasta 1699.

El 6 de Febrero de 1699 José Fernando de Baviera murió en Bruselas a causa de una viruela. En el ámbito internacional  Luis XIV de Francia y Guillermo III de Inglaterra pactaron un Segundo Tratado de Partición que ratificaron el 3 de marzo de 1700 en Londres, por el que se reconocía al archiduque Carlos como heredero de la Monarquía Hispánica, los Países Bajos españoles, Cerdeña y las Indias americanas, pero dejando Lorena al Delfín de Francia y el Milanesado al duque de Lorena. Cosa que el Archiduqe no aceptó, ya que reclamaba todo el trono para sí.

Entrados ya en 1700 Carlos II se moría, los partidarios españoles de uno y otro candidato se afanaban por intentar que su protegido alcanzara el trono del reino, o al menos la parte peninsular del mismo. Para Carlos II la desintegración del Imperio, o lo que quedaba de este, era algo inaceptable y por lo tanto resolvió entregar el trono a uno de los dos pretendientes.Influenciado por sus consejeros, y en contra de la opinión de su esposa, Carlos II hizo testamento a favor de Felipe de Anjou, delfín de Francia, quien a su vez tenía que renunciar a la sucesión de Francia. A día de hoy, existe un arduo debate respecto a la autenticidad de este testamento.

Proclamación de Felipe V

El 1 de Noviembre de 1700 murió Carlos II, el día 16 Felipe V fue proclamado Rey de España por su padre en el palacio de Versalles. El 18 de Enero de 1701 entró en Madrid aclamado por la mayoría como nuevo rey de España. Pero la dicha no duró demasiado, Felipe V tomó en pocos meses demasiadas decisiones equivocadas que perjudicaban a la nobleza. En concreto a aquellos sectores de la misma, que habían comenzado a vincularse al comercio y artesanado. Repartió cargos de confianza entre personajes franceses, revirtió su decisión sobre renunciar al trono francés e intentó detentar ambos (aunque la posibilidad era remota). Estas medidas desencantaron a muchos y reforzaron las posiciones del Archiduque Carlos,  que jamás aceptó a Felipe como legítimo heredero del trono. Desde determinados sectores de la nobleza y clero, no sentó bien el afrancesamiento de la corte, pues frenaba la evolución económica que se daba en ciertos sectores. Desde el exterior los crecientes lazos con Francia preocuparon al resto de potencias, pues una unión entre los reinos de Francia y la Monarquía Hispánica, podía desembocar en otro gran imperio que nadie deseaba.

El águila Imperial, símbolo de la casa de Austria

Estas voces contrarias germinarían en la Gran Alianza antiborbónica,  cuyo núcleo estaba formado por los Austricistas, que apoyaban al Archiduque Carlos. Entre ellos la nobleza Corona de Aragón, que englobaba al reino de Aragón, reino de Valencia, reino de Mallorca y Principado de Cataluña; Inglaterra, Austria y los Paises Bajos. Más tarde, ya comenzada la guerra, se unirían Portugal y el ducado de Saboya.

En 1702 dio comienzo la Guerra de Sucesión Española, pese a que no hubo declaración de guerra formal. con el ataque por parte del eje austríaco en lo que se conocería como La Batalla de Capri, En 1703, con la inclusión de Portugal y el ducado de Saboya en la Gran Alianza, el emperador Leopoldo I, viendo asegurada la guerra, proclamó a su hijo, el archiduque Carlos, Carlos III Rey de España. Formalmente hablando España tenía dos reyes que pronto comenzaron a disputarse el territorio español, tanto dentro como fuera de la península.

La reina Ana de Inglaterra

En 1705 la reina Ana de Inglaterra llegó a un pacto con una delegación catalana y se firmó el pacto de Génova. Por el cual se comprometían ciertos sectores del Principado Catalán a sublevarse si recibían el apoyo del rey Carlos III. El Archiduque cumplió su promesa y viajó desde Lisboa hasta Barcelona para comandar la sublevación, por el camino llegó a el Reino de Valencia y junto con los maulets propició su sublevación. Tras la conquista de Barcelona Carlos III dominaba prácticamente la totalidad del Reino de Valencia y el Principado Catalán, excepto Alicante y Rosas (Gerona).

Los avances de la Gran Alianza eran imparables hasta tal punto que en 1706 tuvo lugar la primera entrada en Madrid del Archiduque Carlos, aunque un tiempo después volvió a Valencia debido a la falta de apoyos que encontró en la ciudad y la falta de suministros. En Europa los territorios españoles de los Países Bajos y Nápoles eran conquistados por la Gran Alianza, pero en la península fueron perdiendo impulso.


La Batalla de Almansa

Finalmente, el 25 de Abril de 1707, se produjo La Batalla de Almansa, importante batalla en la que el ejército de Felipe V venció al ejército del Archiduque propiciando la reconquista del Reino de Valencia y, posteriormente, del Principado Catalán. Fue justo después de esta batalla, con el ejército aliado en desbandada, cuando se produjo la quema de Xàtiva.

Bandera de Xàtiva

Cuando Felipe V llegó a Xàtiva se encontró con una ciudad amurallada y bien defendida que se negó a rendirse, así comenzó el asedio de la ciudad. El día 6 de Junio la ciudad no pudo resistir más sin apoyo y se rindió esperando un trato honorable por parte del monarca. El día 19 Felipe V ordenó la quema de la ciudad como ejemplo para el resto de pueblos que todavía debía conquistar. Y más tarde saló sus tierras, para que nada creciera. Sobre las cenizas de la ciudad fundó la Nueva Colonia de San Felipe y la repobló de sus más fieles súbditos con la esperanza de borrar de la historia la ciudad de Xàtiva.

Por suerte eso no llegó a ocurrir y ya en 1811 en las Cortes de Cádiz, se recuperó el nombre de Xàtiva y la memoria histórica prevaleció. En 1940 un grupo de jóvenes, que más tarde serían insignes personajes de la ciudad, le dio la vuelta al cuadro de Felipe V que se encontraba en el museo como recordatorio de la quema. El pueblo, no solo no se opuso a esto, sino que lo convirtió en uno de sus símbolos más emblemáticos.

Cuadro de Felipe V en el museo de Xàtiva

En 1999 el alcalde Alfonso Rus, propuso a la Casa Real que el príncipe Felipe viniera a Xàtiva para disculparse por la quema y, a cambio, él se comprometía a poner del derecho el cuadro de su predecesor. Evidentemente ni la Casa Real respondió a su petición, ni el pueblo de Xàtiva alentó la medida. Incluso se llegó a decir que si el alcalde se atrevía a enderezar el cuadro, lo pondrían a él del revés. Así que de esta guisa permanecerá el Borbón en el museo de Xàtiva.

En cuanto a la Guerra de Sucesión, el territorio de la monarquía perdió prácticamente sus posesiones extra-peninsulares. La disputa del territorio peninsular estuvo plagada de conquistas y reconquistas que diezmaron a la población.

Finalmente se impuso Felipe V y en 1711 el Archiduque heredó el Imperio Romano Germánico, con lo que perdió interés en el territorio español de la península. En 1713 se firma el tratado de Utrecht, por el que Felipe V se quedaba la mayoría del territorio peninsular y el resto era repartido entre los contendientes. Cataluña siguió resistiendo un año más hasta la caída del Principado Catalán. Comenzó una amplia represión de los territorios que apoyaron la causa del archiduque. Se abolieron los fueros de todos los reinos de la Corona de Aragón, centralizando el poder político y económico en Castilla y su capital, Madrid. Evidentemente, se impuso la dinastía Borbón en España y, como dijo el sabio, lo demás es historia...



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